Dracula en Morelia


La presentación de Drácula de Tod Browing, en el Teatro Morelos la noche de este jueves 20 de noviembre de 2013, como parte del programa que ofrece la vigésima quinta edición del Festival de Música de Morelia, fue uno de los acontecimientos centrales de este festival. La proyección del filme acompañada por la interpretación en vivo de Phillip Glass y Kronos Quartet, es una experiencia sensorial multidisciplinaria, que al mismo tiempo ofrece una mirada distinta de la cinta protagonizada por Béla Lugosi en 1931, ya que este filme considerado por cinéfilos hoy en día como una película de culto, no posee originalmente una banda sonora propiamente dicha, Glass seguramente vio la oportunidad de brindar su propia creación artística, para enriquecer y darle un nuevo sentido a esta cinta. 


No es la primera vez que este tipo de experimentación sucede, ya en 2001 el grupo británico de In The Nursery, había presentado la producción Man with a Movie Camera del director Dziga Vertov (USSR, 1929), donde la proyección de esta película del cine mudo soviético fue musicalizada en vivo en la Explana de la Alhóndiga de Granaditas, como parte del Festival Cervantino de ese año. Sin embargo en esta ocasión, la experiencia que genera Glass con su interpretación personal de Drácula, alcanza dimensiones de una emocionalidad sublime, no solo por la ejecución del Kronos Quartet, la proyección sincronizada a la perfección y la acústica del recinto, sino porque redimensiona la figura del vampiro, un personaje que de acuerdo con el escritor Vicente Quirarte “está relacionado directamente con el erotismo”, la carga simbólica maniquea se hace evidente durante el desarrollo de la trama, donde los valores asociados a la bondad están representados por el emblema de la cruz cristiana, único antídoto que repele de manera incidental la oscuridad y la lujuria, expresados a través de un personaje maléficamente seductor como el vampiro, que entrega todo por conquistar el amor de Mina (Helen Chandler), esta lucha entre el bien y el mal, este paréntesis concupiscente que se establece del crepúsculo al amanecer (esencia plenamente acentuada por la naturaleza melódica exquisita de las notas musicales ejecutadas por Phillip Glass y Kronos Quartet), nos conducen por pasajes tortuosamente fascinantes de una personalidad enigmática y desconcertante. 


El personaje del vampiro que surge en 1816, en la Villa Diodati, donde Polidori tiene como testigos a Lord Byron y Mary Shelley, y que serviría posteriormente de inspiración entre otros al Drácula de Bram Stoker, ha sido reinterpretado de manera sobresaliente en distintas ocasiones, por directores como Werner Herzog (Nosferatu: Phantom der Nacht, Alemania 1979), o Francis Ford Coppola (Bram Stoker's Dracula, 1992), en una revisión aparentemente obligada, que se presenta de manera recurrente sobre el lado oscuro de la esencia humana, y que concluye por lo general con la abolición de la maldad, con la llegada del nuevo día, con el fin de la aventura, pero que nos recuerda en cada instante las palabras de Bataille, para quien el erotismo, es la aprobación de la vida hasta en la muerte.

Manolo Espinosa


Este enlace contiene la película completa

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