Top 15 de literatura erótica

En estos días, donde los rankings y las encuestas modelan en buena medida nuestro comportamiento social (con lo chocante que esto resulta), además ante la aparición de listas muy buenas, y otras extremadamente malas, y por supuesto por la cercanía del aniversario número 15 de Vuelo Nocturno, un espacio dedicado a las letras eróticas a través de la radio, lanzamos nuestro primer Top 15 de literatura erótica, como siempre con la intención de abonar en pro del conocimiento y el fortalecimiento de una sociedad con pocos lectores, por supuesto que no representa la última palabra y es un listado que puede ser perfectible. Cabe aclarar que los textos aquí recomendados fueron concebidos por sus autores de forma intencional, como literatura que aborda al erotismo como motivo creador, y no como en otros casos, donde las líneas argumentales de la historia derivan circunstancialmente en situaciones vinculadas con el tema, tampoco existe un criterio cualitativo que demerite o prejuzgue la calidad de cada texto en relación con su posición en la tabla, todos son excelentes documentos, situados en la cúspide del erotismo. Aquí nuestra primera entrega.

Manolo Espinosa


1- Afrodita / Pierre Louÿs

La novela es la historia de la pasión que una muchacha de Galilea, la más bella cortesana de la ciudad, despierta en Demetrios, el varón más apetecido por las mujeres de Alejandría y amante de la reina Berenice, hermana de la mítica reina Cleopatra. Desde la primera página estos personajes, y los que los acompañan, despliegan toda su belleza, dando paso a un erotismo lleno de delicada sensualidad.


2- Historia del Ojo / Georges Bataille

Historia del ojo de Georges Bataille es una narración profundamente erótica: El erotismo -que es deseo en todo momento- muestra el desgaste y los límites sociales, así como la memoria para transgredirlos. En la obra de Bataille, estos lineamientos e imaginarios que la sociedad convierte en reglas morales y legales, son obstáculos para que los protagonistas accedan al placer perfecto, asistido por la muerte, el suicidio y la orgía.

Puede decirse sin temor que Historia del ojo es la obra maestra de la literatura erótica. En ella confluyen, por un lado, la mejor prosa en clave surrealista de este gran novelista, ensayista y poeta francés y, por otro, la esencia de su obsesiva preocupación por el sexo, la muerte y la fe -su fe- que configura, en realidad, gran parte de su obra.


3- Opus pistorum / Henry Miller

En 1914, Luboviski, además de otros libros curiosos y especiales, empezó a vender en su librería narrativa erótica, a la que se mostraron muy aficionados grandes directores de cine como Joseph Mankiewicz y Billy Wilder, entre otros. No debían irle de maravilla las cosas a Miller cuando aceptó escribir para su amigo Luboviski, por un dólar la página, las peripecias de la muy cachonda vida parisina de un probable doble suyo, quien, con adolescentes intensidad y constancia, persigue obstinadamente a la mujer y la cópula perfectas. Miller iba entregando páginas y más páginas a Luboviski, quien se la pagaba, según lo convenido, al contado. Cuando Miller le llevó las últimas a mediados de 1942, le dijo: “Aquí tienes el final del libro. Espero que te dé para varios meses de alquiler”. Por lo visto, le dio para bastante más tiempo…

El caso es que, desde que se dio a conocer, Opus pistorum ha hecho correr ya mucha tinta en la prensa mundial. Su publicación, tanto en los Estados Unidos como en Europa, fue precedida de toda suerte de especulaciones y escándalos. Ahora, finalmente, también los fans hispanoparlantes de Henry Miller podrán “descubrir” a su admirado autor en el audaz y pintoresco lenguaje de este libro, en cierto modo revelador de las fantasías eróticas primarias de un escritor considerado hoy como uno de los autores de nuestro siglo más destacados precisamente en este género, el erótico.


4- Inmaculada / Juan García Ponce

La definición de inocencia que presenta el autor es la más valiente que puede existir: aquella que no necesita justificación, sino que se explica a sí misma por la intensidad que provoca. Casi siempre sus personajes femeninos son así, lo que siempre deviene en esas contradicciones, moralmente inaceptables, que terminan por revelar un poco la mítica esencia de la vida. El placer inocente prometido por el cuerpo de Inmaculada es reivindicador del juego, del ocio, del placer carnal, todo ello en un acto saludablemente provocador: su inocencia vive en el límite de la lubricidad.

En Inmaculada o los placeres de la inocencia, la protagonista encarna ese modelo femenino. Su nombre, desde luego, no es gratuito: sin importar lo que haga o, mejor dicho, lo que se deje hacer –pues, como en la heroína de la Historia de O, hay en ella una inequívoca voluntad de someterse y obedecer– no pierde nunca una inocencia original, primigenia, inmune a toda culpa. El lector, llevado de la mano de un narrador omnisciente, asiste al despertar y desarrollo eróticos de Inmaculada, en los que la vida erótica se confunde con la vida misma. Aquí, como en otras obras de García Ponce, la mujer representa a la vida como una pura fuerza que, más allá del bien y del mal, busca desplegarse.


5- Historia de “O” / Pauline Réage

Historia de O: Clásico de la literatura erótica, esta novela narra la iniciación de una joven llamada O en una peculiar forma de esclavitud sexual que pronto se asoció al sadomasoquismo. Incitada por René, su amante, O se somete a diversas pruebas que la internan poco a poco en un mundo en que se imbrican íntimamente dolor y placer, castigo y alivio. Sus estremecedoras vivencias, mientras indagan en los límites del alma humana, sentaron las bases de un nuevo erotismo.


6- Roberte, esta noche / Pierre Klossowski

Pierre Klossowski, de origen polaco y nacionalizado francés, además de escritor de culto, admirado y reverenciado en todo el mundo, es también un pintor muy notable y algo inquietante, aunque menos conocido en esta faceta que su hermano, el pintor Balthus. Se dio a conocer sobre todo como ensayista con libros tan importantes como, entre otros, Sade, mon prochain (1947), Un si funeste désir (1963) y Le Baphomet (Premio de la Crítica francesa 1965). Como narrador, escribió dos novelas cumbre de la literatura erótica: Roberte, esta noche, que publicó en 1953, y La revocación del Edicto de Nantes, destinadas las dos a formar parte de una trilogía que él tituló Las leyes de la hospitalidad.

El que cuenta la historia de la enigmática Roberte y de su anciano marido Octave es el joven sobrino Antoine, quien, a la edad de trece años, fue adoptado por su tío, un eminente profesor de escolástica que, según Antoine, «padecía su felicidad conyugal como una enfermedad». Para encontrar alivio, Octave decide introducir en su vida una perversa ley de la hospitalidad. Así, instigada por su marido, Roberte se ve envuelta en el extraño ritual de ofrecer su hermoso cuerpo a cualquier huésped que lo desee. Pero ¿es realmente Roberte tan sólo un cuerpo que se ofrece, un instrumento de la voluntad ajena, fuente compartida de placer entre un viejo voyeur y un joven excitado por el deseo? Antoine, que vive una adolescencia agitada en la enrarecida atmósfera de esa casa y que siente una violenta pasión por su tía, va introduciendo paulatinamente al lector en las misteriosas ceremonias de una sexualidad que se sitúa más allá de toda prohibición, más allá de toda moral establecida, en el terreno virgen del erotismo en plena libertad.


7- Las comedias eróticas / Marco Vassi

Este libro ha sido leído en los múltiples países donde ha sido traducido por todas aquellas personas para quienes el erotismo siempre ha sido motivo de curiosidad, como medio de conocimiento, no sólo de la propia naturaleza profunda, sino también de un significado más amplio de la vida. Nos hará pensar sin duda, pero sobre todo nos introducirá en deleites eróticos que tal vez jamás hayamos podido ni tan sólo imaginar, porque lo que Marco Vassi pone al desnudo ante nosotros es el ser humano sumergido en toda su compleja, contradictoria y a veces absurda animalidad. Al llevar la escritura erótica a sus últimas consecuencias y al subvertirla radicalmente, consigue poner al descubierto las más secretas fantasías de nuestro ser más inexplorado, más inconfesable.

Vassi da vida ante nuestros sentidos a toda una galería de personajes inolvidables en los cuales el lector no puede por menos que reconocerse, si no por sus actos, sí por sus más recónditos deseos. Consigue hacer saltar por los aires nuestros mitos más sagrados con el fin de que el lector responda, sin prejuicios, a las demandas de su erotismo más primigenio. Cuando todo en el sexo, desde la monogamia hasta la coprofilia, se presenta desde la perspectiva de nuestra remota —pero ineludible— naturaleza animal, nadie puede escapar a su destino en la gran comedia humana. Vassi reflexiona también aquí sobre las formas del sexo y del erotismo en la sociedad contemporánea, construyendo el curioso y fascinante concepto de metasexualidad.


8- Coños / Juan Manuel de Prada

De Prada aún no era el famoso ganador del premio Planeta, apareció casi clandestinamente un librito, una pieza casi insólita, en las galeradas de Ediciones Virtuales (Salamanca, 1994). Una edición no venal de la cual se efectuaron tres reimpresiones más a lo largo de ese año, todas ellas de 50 ejemplares, excepto la última, de 69. Pero el boca a boca hizo su trabajo y, a través de fotocopias, reseñas en periódicos y revistas y comentarios en tertulias y radios, se elevó Coños a la categoría de objeto de culto.

La primera, que se editara clandestinamente, porque es un libro de capítulos cortos, y en cada capítulo se describe pormenorizadamente el coño, vagina, vulva o cloaca (como queramos llamarlo) de una mujer diferente. El coño de una momia, el coño de una adúltera, el coño de una trapecista, el coño de una virgen, el coño de una viuda, el coño de una puta, el coño de una desconocida, el coño de una batutsi, el coño de una siberiana y así hasta medio centenar de coños.

Para quienes aún entienden que la literatura y la diversión no deben andar reñidas ha escrito Manuel de Prada este libro, una pieza insólita en el panorama editorial de nuestro país que, sin duda, promoverá adhesiones feroces y exabruptos no menos feroces.


9- La novela de la lujuria / Anónimo

Esta es la historia de la intrépida vida erótica del célebre Charlie, quien empezó a los 14 años con una mujer recién casada, amiga de su madre y su huésped durante la luna de miel. Poco después —avispado aprendiz— practicó con su atractiva institutriz. Insaciable, pronto consiguió que sus propias hermanas le entregaran su virginidad. Nueva institutriz, y, naturalmente, otra oportunidad de ampliar sus conocimientos. En fin, ¿para qué seguir aquí con la enumeración laboriosa de las más variadas experiencias de Charli Roberts cuyo itinerario no es sino una desenfrenada y exitosa secuencia de seducciones a las que se lanza llevado exclusivamente por la lúbrica curiosidad del sexo ? Charlie lo ha probado todo, desde la flagelación, el voyeurisme, el incesto, la pederastia hasta las más sofisticadas orgías. El lector sigue así minuciosamente todo el recorrido de la «educación sentimental» de este adolescente precoz hasta que se introduce en los más oscuros secretos de los ritos eróticos.

Nadie puede afirmar hoy si La novela de la lujuria (1863-1866), una de las pocas obras eróticas consideradas clásicas de la época victoriana, es la autobiografía auténtica de alguien que consiguió mantener hasta nuestros días su anonimato o si es producto de la febril imaginación de algún escritor o algún personaje conocido en la Inglaterra de la segunda mitad del siglo diecinueve. En todo caso, si es la verdadera historia de Charlie Roberts, puede perfectamente alinearse al lado de la ya célebre Mi vida secreta en dos tomos (La sonrisa vertical, 8 y 9) y, si es un producto literario del género, responde a la perfección a las exigencias de éste durante aquel período histórico en el que imperaba la rigidez moral y la prohibición. Entre otras, las más notorias son, primero, la de haberse publicado por entregas y, segundo, la de ceñirse obsesiva y exclusivamente a la actividad erótica de los personajes, movidos todos por la insaciable curiosidad de quienes padecen la privación impuesta de algo tan vitalmente necesario como es el sexo.


10- Irene / Louis Aragon

Irene de un tal Albert de Routisie. En el prefacio de esa edición, Jean-Jacques Pauvert comentaba, no sin cierta ironía, cómo todavía en plena rebelión del 68 el autor del texto, perfectamente reconocible, se negaba a salir de su anonimato. Hoy podemos decir sin rodeos que se trataba de Louis Aragon, el gran poeta, novelista y ensayista francés, y aprovechamos esta nueva edición para restablecer el título original de la obra : El coño de Irene, a la que hemos añadido dos nuevos textos de contenido también erótico : El instante y Las aventuras de Don Juan Lapolla Tiesa.

Tanto El coño de Irene como El instante se cuentan entre los escasos fragmentos conservados de una extensa novela, La Défense de l´infini, que Aragon comenzó a escribir en 1923 y que destruyó en 1927, después de recibir la censura de sus amigos del grupo surrealista. Las aventuras de Don Juan Lapolla Tiesa, por su parte, constituye el esbozo de una nueva novela inspirada en la lectura de Las once mil vergas, de Guillaume Apollinaire.

Los tres textos, pertenecientes al mejor momento de la etapa surrealista de Aragon, revelan, cada uno a su manera, una intensa vivencia del erotismo, que se plasma en la creación de insólitas situaciones y de un lenguaje absolutamente renovador. De El coño de Irene en particular, publicado por primera vez clandestinamente en 1928, Albert Camus dijo que se trataba del más hermoso de los libros relacionados con el erotismo. En él, Aragon pasea su mirada indiscreta por un sórdido burdel de provincias, para centrarla a continuación en el personaje de Irene, una joven devoradora de hombres que impone a cuantos la rodean la ley de su deseo.

Además del prefacio de Jean-Jacques Pauvert y de la presentación de André Pieyre de Mandiargues que acompañaban la primera edición de El coño de Irene en esta colección, se incluyen en este volumen cinco aguafuertes de André Masson y un rico aparato de notas confeccionado por Edouard Ruiz para la primera edición íntegra de La Défense de l´infini, aparecida tras la muerte de su autor (Gallimard, 1986).


11- El Eros / Alberto Bevilacqua

Cuando en 1994 Alberto Bevilacqua, prestigioso novelista y poeta italiano, publicó El Eros, se armó un auténtico revuelo en Italia. No sólo por la importancia del autor y la sorpresa causada por la naturaleza misma del libro, sino porque fue inmediatamente aclamado por la crítica y recibido con entusiasmo por los lectores, que lo convirtieron casi de la noche a la mañana en uno de los libros más vendidos.

Según cuenta el autor, en cierta ocasión, tras una noche de insomnio y ya al amanecer, decidió ir hasta el aeropuerto. «Desde siempre», explica en una entrevista, «me ha gustado respirar la atmósfera de las partidas a primera hora de la mañana, fingir que yo también me voy dejándolo todo tras de mí. Algo así como una falsa fuga...» Pero aquella vez el juego no funcionó: «Tropecé con una idea fija: ¿cómo podría yo desaparecer, cambiar de vida, sin dejarlo todo arreglado, sin haberlo catalogado todo a mis espaldas?». Según él, no encontró ningún otro modo de «arreglarlo» todo en su vida sino hablando del Eros, «hermano de la creatividad, amor por la vida que habita el universo, hijo de Marte y Venus que señala el camino de las pasiones. El Eros no tiene edad».

El Eros es, pues, el hilo rojo que permite a Bevilacqua hilvanar los fragmentos de un mosaico de historias, reflexiones y episodios autobiográficos. En todos reinan figuras femeninas, algunas nítidamente presentes en la memoria, como la mítica Ada Vitali, que le inicia en el amor a los catorce años, otras evocadas, otras aun inventadas. Porque, como él afirma con emoción, «los hombres insisten en las viejas técnicas, en cambio, las mujeres...». En esta «aventura hecha de aventuras», el autor jamás olvida que tras todo gesto de amor hay un ser que sufre o goza. Sólo así el Eros adquiere sentido; de lo contrario, todo queda en simple gimnástica de cuerpos. Recibir lecciones de conducta de un libertino es una de las agradables sorpresas de este libro, como lo es la lectura de estas páginas intensas, sensuales y a veces dramáticas, que nos hacen sentir cuán difícil es apresar el misterio del Eros.


12- Confesión sexual de un anónimo ruso

En Habla, memoria Vladimir Nabokov escribe: «Nuestra inocencia me parece ahora ya casi monstruosa a la luz de las distintas confesiones que provienen del mismo período que cita Havelock Ellis, en el que niños de todos los sexos imaginables se entregan a todos los pecados greco-romanos, desde los centros industriales anglosajones hasta Ucrania (de donde nos llega, por cierto, un Diario particularmente lascivo de un terrateniente)». Este «Diario», que hizo germinar en la mete de Nabokov al personaje de Lolita, no es otro que Confesión sexual de un anónimo ruso. Por eso no pudo ocultar la admiración que este libro suscitó en él : «Las aventuras amorosas del ruso me entusiasmaron. Son maravillosamente divertidas. Siendo adolescente debió de tener la suerte extraordinaria de encontrarse con niñas de reacciones excepcionalmente rápidas y generosas».

Fue el psicólogo y sexólogo británico Henry Havelock Ellis (1859-1939) quien recibió esta «obra maestra del erotismo» (Edmund Wilson), escrita en francés en 1912, y, debido a su interés testimonial, la incluyó en el sexto tomo de la edición francesa de sus Estudios de psicología sexual en 1926. Gracias a ello sabemos hoy que su autor anónimo procedía efectivamente de Ucrania, pero había emigrado a Italia para estudiar ingeniería y más tarde había fijado allí su residencia.


13- El Necrófilo / Gabrielle Wittkop

Publicado por primera vez en 1972 por la gran editora francesa de libros eróticos Régine Deforges, El necrófilo se agotó rápidamente y permaneció inencontrable hasta que ella misma volviera a relanzarlo en 1990, convencida de que «es uno de los textos más inquietantes de la literatura contemporánea».

Un anticuario, acostumbrado a vivir entre objetos vetustos, cuenta en forma de diario un año de sus sombríos encuentros con Henri, Suzanne, Teresa y otros muchos seres anónimos. Son jóvenes o viejos, fáciles de poseer o rebeldes. Pero todos tienen algo en común: la misma piel cetrina todavía algo tersa, el mismo color de cera, los mismos ojos entornados, los mismos labios mudos, el mismo olor a polilla y el mismo sexo glacial. Porque es a los muertos a quienes ama, a quienes desea. Goza de los encantos en putrefacción de cadáveres robados de sus sepulturas y adorados en la penumbra de una habitación cuyas cortinas permanecen siempre corridas. Pero no es un ser solitario, también se relaciona con otros necrófilos y comparte con ellos sus impresiones acerca de sus gustos y vivencias. Pero el suyo es un placer peligroso, un juego prohibido, maldito. Un día, durante un viaje a Nápoles, todo parece detenerse para él...


14- Mi madre / Georges Bataille

Nos encontramos ante otra obra fundamental de la literatura erótica occidental, y no ha de extrañarnos que su autor sea precisamente el gran pensador, poeta y novelista francés, Georges Bataille.

Así como en Historia del ojo Bataille narra la iniciación sexual, tierna y perversa a la vez, de dos adolescentes, en Mi madre relata la paulatina corrupción de un joven de diecisiete años por su propia madre.

Entre los autores de obras eróticas, Georges Bataille se define como el más transgresor, el más hondamente subversivo, en cuanto siempre coloca las situaciones en el límite de lo posible, haciéndole vislumbrar al lector el vértigo estremecedor que el desorden del exceso extremo le depara y revelándole las razones profundas que lo impulsan a odiar y a amar a la vez este delirio.

La madre creada por Bataille podrá parecer a muchos la encarnación misma del Mal, ese Mal que, a fuerza de ser todopoderoso, convierte a quien lo encarna en un dios. Bataille nos convence de que es posible, pese a todo y pese a nosotros mismos, amar el mal, el mal que nos acerca a Dios. El joven Pierre va deslizando, pues, entre la angustia y el placer sin límite, en el abismo al que le arrastra su madre, rodeada de sus hermosas y diabólicas amigas Rea, Hansi y Lulú.

Georges Bataille, al morir en 1962 a los 65 años, dejó este libro prácticamente terminado entre sus incontables escritos que hoy constituyen ocho volúmenes de obras completas. Unicamente las últimas páginas han tenido que ser "reconstruidas" por su editor quien estableció así la edición definitiva de este texto en 1966.


15- Delta de Venus / Anaïs Nin

Escritos a principios de la década de 1940 por encargo de un excéntrico coleccionista de libros que insistía en pedir «menos poesía» y descripciones más explícitas en las escenas sexuales, los relatos de Delta de Venus no vieron la luz hasta los años setenta. Ambientados en torno al París de la época e hilados por la aparición recurrente de personajes comunes de distinta importancia según cada cuento, ofrecen una visión libre de las relaciones humanas, en la que el erotismo y el ansia de placer no excluyen la belleza, el sentimiento, la amistad y la búsqueda de la autenticidad.

«Delta de Venus» se ofrece como un conjunto de relatos en donde la seducción, el deseo y la lujuria dominan aquel territorio triangular, entregando al lector un resultado notable: personajes que deambulan entre búsquedas y abandonos empujados a ir tras las respuestas que se hallan en el tabú del sexo, en la necesidad a ratos imperativa de hallarse en otros, con otros y para otros, rompiendo las ataduras propias de las rigideces impuestas por la enseñanza o la cultura, sin que por ello se hallen exentos de belleza o poesía.


2 comentarios:

  1. Pajaritos / Anaïs Nin, también es una gran recomendación. Manriquez.

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    1. Totalmente de acuerdo, Anaïs Nin es un referente indispensable en cuanto a erotismo escrito, saludos.

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